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¿Conferencista o Conferenciante? El arte de expresarse con palabras y gestos

Hace años, sentí una especie de impulso al ver personas que tanto he admirado disertando o brindando conferencias. Esto me llevó a reflexionar y orientar mi vida hacia un nuevo propósito: la enseñanza. Ser conferenciante implica dedicación, entrega, investigación, estudio y tantas condiciones para conferir a una audiencia. No obstante, ser maestro implica el doble o hasta el triple de la entrega por la responsabilidad que asumimos ante el mundo.

Como decía, mi vida dio un giro de 180° al iniciar la enseñanza en el mundo de la oratoria y la locución. Con investigaciones, estrategias, conceptos y técnicas, comencé a desarrollar un nuevo estilo capaz de cambiar pensamientos y emociones de los asistentes. Tomaba cursos presenciales, online, participaba en conversatorios y hasta en entrevistas radiales o en televisión, lo que me otorgó una proyección en lo que hacía. Luego me fui enamorando aún más de lo que para mí sería el matrimonio perfecto: la oratoria. Con el pasar del tiempo, me uní a una organización internacional y mi objetivo era formar a los futuros conferenciantes que daban sus primeros pasos en nuestra organización. Esto me llevó a crecer y a dar más y más hasta sentir la pasión de lo que hacía y todavía hago. Era tanto ese amor y entusiasmo que no me importaba comer a la hora sólo por dedicarme a investigar o impartir mis conocimientos.

Hoy en día, he logrado transformar esa emoción en energía por lo que hago y me gusta al formar conferenciantes. Dar el todo de mí es entregar el alma a la felicidad de otros. Es como ver el nacimiento de esa hija o hijo esperado, o ver la felicidad de tu hijo o hija cuando obtiene su título de la preparatoria o licenciatura, que al recibirlo se te acerca, te impone la medalla y te dice: gracias mama o papá… Así se manifiesta en mi corazón el regocijo de ver a nuestros participantes agradecer por las enseñanzas de ser un buen orador o conferenciante.

Dedicarme a impartir conferencias ha sido placentero, no obstante ser formador, es la gloria. Mi propósito de vida ha sido descubierto en un abrir y cerrar de ojos, sin embargo, hay más que descubrir para entregarle al mundo de lo que soy. Aprender a gestionar las emociones fue una dura tarea desde que tuve conciencia para lo que deseaba en mi vida. Estar de pie ante una audiencia de compañeros de clases no fue fácil para mí. Todo se supera con práctica, práctica y más práctica. Aunque esté en modo facilitador o maestro, para mí es una práctica.
Sin práctica no hay conocimientos, experiencias ni trayectoria. El miedo siempre estará allí, a tu lado, no obstante, te corresponde identificarlo, gestionarlo y superarlo en cada episodio de tu vida.

Conferenciar es un arte. Puedo expresar con propiedad que también es técnica y ciencia. Hablar ante un público amerita preparación, dedicación y entrega con pasión. Es descubrir y entregar las emociones ante un auditorio que desea formarse a través de ti. Agradezco a Dios este aprendizaje para ser y estar en el aquí y en el ahora. Además, me siento complacido porque existen personas a mí alrededor que me motivan y me inducen todos los días a creer en lo que hago y sobre todo a creer en lo que soy.

Martín Utrera Velásquez. Administrador, mención en Contabilidad y Finanzas. Conferencista Profesional Internacional, Orador, Maestro de Ceremonias y Facilitador. Diplomado en Oratoria y Producción Radiofónica. Empresario independiente de la firma Inversiones y Producciones MC 2007. C.A y la marca Gente Positiva para el Éxito. Locutor comercial y productor radial. Mentor en Oratoria y en Formación de Conferenciantes. Instructor en Técnicas de Locución y Producción Radial. Motivador. Autor de la Técnica DIPAC, herramienta para la Gestión del Miedo Escénico. Actualmente escribiendo su primer libro. Co-autor con diseño y desarrollo del Programa Formación Conferenciante Profesional de Alto Impacto.

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